Prefiero morir amado, que morir de olvido.

El olvido:

Todos nos transformamos en eso,

en el vacío y hueco profundo

de una existencia que otros

rellenarán, en un sinfín círculo

vicioso...

A todos nos borrará el olvido.

Pero tú, mientras vivas, no me olvides;

te amo y ahora que estoy lejos

tengo miedo de que me difumine el olvido.

El olvido congela los amores,

los mata. No me olvides, no me

mates... prefiero morir amado,

que morir de olvido.

Recuerdame mientras vivas,

hazme sentir que importo

para ti.

8:44 p.m. de algún día de mi vida.

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Ruta al cielo

Pensando que del mundo soy el dueño

empaco mi ropa, la biblia y un gran sueño.

por tan larga que sea la trayectoria

míro fijo, en alto, directo a la victoria.

La carretera negra me marca la distancia,

no importa lo lejos, confiado en la constancia

del trabajo, del esfuerzo, del anhelo,

de volar, con mis propias alas hacia el cielo.

Y si el mundo me gritara que no puedo

con voz grave cerrandome el camino

firmemente le arremeto -¡Yo no cedo!-

a pasos firme enfrento a mi destino,

atravezando fríos, dolores y desvelo

escalo los peldaños hacia el cielo.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Libro: Desprenderse al abismo - 2006 -Ed. Instabook.

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Línea Dos

I

El subterráneo tren no es el mismo.

Aunque un mar de gente lo habita,

existe profundidad, todo un abismo,

tu presencia da vida. Se necesita.

Monterrey amaneció triste nublado.

El tren llora en la estación Alameda.

Hoy a la cita no llegas. Desesperado

corazón a que tu amor se le conceda.

Observo conductas de los extraños

dueños de éste metal en movimiento.

No estas en sus ojos, ni en sus años,

no lo habitas, no te huelo, no te siento.

II

Hoy no llegas, nuevamente fui ignorado,

ilusión resquebrajada. Llanto sin calma,

y ciertamente, ¿Dónde queda el alma?

si destilo soledad estando acompañado.

Las puertas se abren, listas al descenso

¿Dónde bajo yo? si solo quiero andar

hasta llegar al sitio, exista algún lugar

donde pueda alivianar el dolor intenso

Quien se aleja: se le extraña

o se le olvida,

ahí esta el riesgo de la eternidad.

El amor verdadero jamás

encontrara medida,

y se pudre en el pozo de la soledad.

III

Años han pasado y vuelvo a la ciudad

donde existen trozos de vida tirados,

mis plantas marcan en el suelo ansiedad

de ver tu rostro y tus ojos enamorados.

No podemos caminar por los andenes

sin pisar un pedazo de nuestra historia.

La vida tan simple, como estos trenes.

Muerto está el que no tenga memoria.

Sueños rotos de la juventud en gloria

poco a poco se ha agotado la esperanza

de lograr hacer transformación notoria

y encontrarte puntual en Macroplaza.

IV

Estación Terminal, marca la salida,

lugar al despojo de éste sueño absorto

donde el espacio instantáneo es corto

de la estampida humana sin medida.

Observo al panorama, un cerro ensillado

miro entre la gente en peatonal Morelos,

no apareces. Imagino. Otra vez los celos

envuelven mi alma, estoy desolado.

Lo poco importante que fui ya

he tenido demostrado.

No se puede hacer nada, ya lo decidiste.

Vuelvo a la línea dos, recorro

el camino andado,

exponiendo un corazón que no quisiste.

Pag. 15 - Desprenderse al abismo - 2006 - Ed. Instabook

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Días que duelen...

Días de lluvia y de cielo gris

calor que empalaga todo el cuerpo,

pero no llega al pensamiento

dónde habitas tú, permanente.

*

Escribo canciones pensando en tí,

dedicadas en memoria del

tiempo de mi vida que pase contigo,

a veces lluvia, a veces frío o calor,

pero estabas conmigo.

*

La vida no vuelve a pasar por ese camino;

más bien no hay camino,

los pasos dados ya no los volvemos a marcar,

y eso me duele,

me duele tanto pensar,

que tú ya no me recuerdes...

que no me amas.

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Imagén tomada de: http://www.avecesescribocartas.com/pasado/nostalgia.jpg

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Frankenstein Urbano

Su seriedad y cumplimiento cordial lo distinguían, tenía pocos amigos y no se le conocía relación amorosa. Sus compañeros y jóvenes de su edad lo distanciaban, no deseaban convivir con él. El círculo social marcaba fuerte la distancia.

Decidido un día despertó, abrió la ventana de su habitación y observó un brillante día, la calidez del viento acarició su rostro, y una mueca de sonrisa iluminó su cara. Decidió que ese día marcaría un cambio en su vida.

Dejó que las voces externas guiaran su nueva vida: "este peinado te caería muy bien", "y si vemos esta película, es la mejor de la temporada", "un trago nada más", "esa ropa que llevas no te va bien, ven, debes ponerte a la moda", "debes usar esta marca"...

Una noche, el cansancio lo agobiaba y cayó rendido en su cama. El silencio de la habitación lo envolvió y un sopor se apoderó de él. El sueño lo atrapó, se veía perdido, extraño, se sentía en una tierra extranjera, caminaba con miedo, intentó correr y sus piernas no le respondieron.

Quiso llorar, no pudo.

Un dolor de tristeza se clavo en su pecho... sintió la soledad.

Despertó bañado en sudor, corrió al cuarto de baño y abrió el grifo del lavamanos, mojó su rostro y con el líquido aún escurriendo miró su cara, en el pequeño espejo roto frente a él. No conoció la imagen que veía, solo un rasgo en lo profundo de sus ojos se semejaba a él. El miedo lo estrujó, se sintió realmente perdido.

Se había convertido en un extraño frente a su propio espejo.

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Amor a primera vista.

Sus ojos lo dijeron, no hacía falta la voz. El ruido del camión ruta 34 estropeaba mi concentración en sus pupilas. Las voces del pasaje trataban de distraer mi embeleso. Ella trataba de esquivar mi atención, yo no podía más, en un segundo sentí que la amaba. Sus mejillas se rosaron mientras quitaba sus audífonos para guardarlos en su bolso.

Ese pestañear me invitaba, nerviosa, tímida pero hermosa, justo en el asiento frente al mío. Seguí con mí mirar su contonear movimiento hacia la puerta, fui tras ella. El amor a primera vista es posible, me dije insistentemente. Bajamos del camión, la seguí a corta distancia mientras ella volvía la vista de cuando en cuando, sonriente, nerviosa, sonrojada.

Mis instintos de hombre no pudieron más, me acerque, vi sus ojos de cerca, abiertos, muy abiertos mirándome fijamente, “el amor a primera vista si existe”, repetía mi cerebro. No pude digerir sus palabras, lleno del éxtasis de la situación. En aquel callejón solitario la hice mía, el sexo y el amor combinados hacen que la vida valga la pena. Ella lloraba, comprendí su emoción, así es el amor. Le cumplí su deseo.

Ahora no comprendo nada, mi mundo ha girado de repente y me encuentro encerrado, condenado a una inyección letal. En la televisión dicen que soy un monstruo, pero ellos no comprenden, ella quiso dormir para siempre para recordar eternamente que el amor a primera vista si existe. Pero ya no hay tiempo, pronto me harán reunirme con ella.

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