En el año de 1999, un encuentro internacional de Teatro se llevó a cabo en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. México. En dicho festival se presentó una obra eslovena titulada: Silencio, silencio, silencio.
La obra teatral representa un juego de silencio combinando algunos ruidos. En lo particular me pareció una propuesta interesante y original, porque es más que nada expresión corporal como forma de comunicación.
Primero aparece una mujer con el cabello revuelto y de vestimenta como de papeles pegados, un viento y gritos de parte de ella, me imaginé como unos trozos de basura arrastrados por el aire que al igual arrasa con la cortina trasera del teatro.
Le sigue un hombre con una cabeza enorme como de algodón, entre una cortina como telaraña, eso miso pienso de inmediato: como si una araña estuviese saliendo de su huevecillo y puesta a correr torpemente a cuatro patas.
Aparece también un hombre dando vueltas a una caja grande, detrás en un vagón pequeño dos hombres atraviesan el escenario; el primero saca de la caja una mujer-muñeca y la hace bailar sobre su caja, después la guarda y sale con ella dando vueltas de nueva cuenta a la caja.
Ahora, un hombre con mascara que ya había parecido. Lleva una roca y atraviesa el escenario en un carro de tabiques, justo al salir, la pared trasera se derrumba poco a poco y aparece un hombre saltando y gritando. A mi ver fue el que más me gustó, avanza hacia el frente y azota dos piedras entre sí, gritando a la vez. Todo se obscurece y sus manos y rostro quedan encendidos en un efecto rojizo.
Fue una experiencia buena y agradable. Tal vez tome significados muy distintos a los que tomarían los demás espectadores. Y es por eso, que cada quién tiene derecho a pensar de un modo distinto, no somos humanos estándar.
La obra teatral representa un juego de silencio combinando algunos ruidos. En lo particular me pareció una propuesta interesante y original, porque es más que nada expresión corporal como forma de comunicación.
Primero aparece una mujer con el cabello revuelto y de vestimenta como de papeles pegados, un viento y gritos de parte de ella, me imaginé como unos trozos de basura arrastrados por el aire que al igual arrasa con la cortina trasera del teatro.
Le sigue un hombre con una cabeza enorme como de algodón, entre una cortina como telaraña, eso miso pienso de inmediato: como si una araña estuviese saliendo de su huevecillo y puesta a correr torpemente a cuatro patas.
Aparece también un hombre dando vueltas a una caja grande, detrás en un vagón pequeño dos hombres atraviesan el escenario; el primero saca de la caja una mujer-muñeca y la hace bailar sobre su caja, después la guarda y sale con ella dando vueltas de nueva cuenta a la caja.
Ahora, un hombre con mascara que ya había parecido. Lleva una roca y atraviesa el escenario en un carro de tabiques, justo al salir, la pared trasera se derrumba poco a poco y aparece un hombre saltando y gritando. A mi ver fue el que más me gustó, avanza hacia el frente y azota dos piedras entre sí, gritando a la vez. Todo se obscurece y sus manos y rostro quedan encendidos en un efecto rojizo.
Fue una experiencia buena y agradable. Tal vez tome significados muy distintos a los que tomarían los demás espectadores. Y es por eso, que cada quién tiene derecho a pensar de un modo distinto, no somos humanos estándar.
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