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martes, 19 de enero de 2010

Luz del monte (Parte 3/3)

Una tarde de calor radiante, tres jóvenes trabajadores llegaron ante la puerta del jacal de Luz, solicitándole de favor un vaso con agua para beber. Permitió que los jóvenes sacaran agua fresca del pozo, y bebieron mientras platicabas con ella, quien indago su procedencia. Uno de los jóvenes le explico que iban del pueblo de Allende, sus nombres Miguel, Isabel y Luis.

Miguel, el joven que más platicaba comenzó a explicar quienes eran sus padres y hacia que tierras se dirigían para los trabajos del maíz. Luz del monte les platica que ella tiene una hija en ese pueblo del cual son originarios. Miguel le cuenta de su novia y le comenta que se llama María de la Luz, precisamente como aquella anciana. La anciana recibe un vuelco en el corazón e interroga sobre quien es la madre de aquella muchacha, Miguel le da a conocer que el nombre de los padres de su novia; María de los Ángeles Saucedo y Luis Barrientos. Los ojos de Luz del monte se humedecen al saber que estaban hablando de su nieta. Confiesa al joven Miguel sobre el asunto, contándole la historia completa, las horas pasan en medio de la plática. La alegría acrecentó al saber que los otros dos jóvenes, Isabel y Luis, eran los cuñados de Miguel y nietos de aquella anciana.

Los adolecentes Isabel y Luis llegando a sus casas confiesan a su madre que han conocido a su abuela, y que les había platicado una historia que desconocían. En el lugar se encontraba doña Marcelina, la mamá Nina, que toda la vida había sido su abuela, la mujer se pone a llorar pensando que sus nietos la despreciarían. María de los Ángeles consuela a la anciana asegurándole que no conoce más madre que a ella.

Los jóvenes siguen visitando a Luz del monte en su paso al trabajo, en las tardes al regreso, la anciana tenía listo en guiso de gallina o algunas tortillas hechas a mano que enviaba a su hija. Alimento que hubiera querido darle en su niñez, pero que ahora lo mandaba como si fuera un envío clandestino.

Una mañana nublada, llega Miguel al jacal de Luz del monte y le informa que se casará con María de la Luz, su nieta. La anciana se envuelve de alegría, y le hace prometer que cuando su nieta sea su mujer la llevará hasta ese jacal que ella misma levanto con sus propias manos, deseosa de conocerla.

El tiempo pasa y el encuentro se realiza, Miguel lleva a su ahora esposa a conocer a su verdadera abuela. Las dos del mismo nombre platican y conviven, en el interior de Luz del monte permanece el amor y la conciencia de que estuvo presente en el amor de su hija, quedando demostrado por el hecho de que puso a su hija el mismo nombre de ella, de una madre que no había podido disfrutar en su niñez.

En esa ocasión Luz del monte hizo unas tortillas enormes donde cabía envuelta una gallina cosida que ella misma preparo, la envío como regalo a su hija, María de los Ángeles.

Parecía que el tiempo le hubiera regresado la felicidad, que ahora estuviera cobrándose la factura por toda la amargura que pasó.

Un día la anciana Luz del monte acude ante el marido de María de los Ángeles solicitando su anuencia para visitar a su esposa. Luis concede debido a que conocían la historia y que el tiempo ya se había llevado a la Tía Nina, fallecida años antes.

El reencuentro se hace inolvidable, madre e hija conviven por horas, platican, lloran, ríen, y la noche las alcanza. Luz del monte se ve con necesidad de retirarse porque sus hijastras se encuentran solas en el jacal del monte, María de los Ángeles se deshace en lágrimas reprochando que cuide de unas hijas, cuando a ella de niña no la tuvo, y sus recuerdos alcanzaban que aquella vez su madre bajo las escaleras de la presidencia y ni siquiera un beso de despedida le brindó. Luz del monte acongojada explica de todas las veces que la tuvo cerca, a escondidas, en su primera comunión, mientras jugaba, en las misas, en el mercado, en sus cumpleaños.

La temporada de frío fue fatal en aquel ultimo año de vida de Luz del monte, su salud empeoró y su nieta María de la Luz cuidaba de ella, Luz del monte confiesa a su nieta que ella nunca fue infiel a su marido, que todo lo que sucedió fue debido a que Nieves en aquel entonces su esposo, era un mujeriego empedernido, que además con el tiempo Melquiades el amigo de Nieves, acudió en busca de ella, anciano y enfermo para pedirle perdón por la difamación contra ella, debido a que él solo se había prestado a aquel engaño argüido por Nieves debido a que aquel quería separarse pero quedarse con la niña.

Su nieta la vio los últimos momentos de su vida, pudiendo descansar en paz, aquella Luz del monte se apagó con el corazón encendido de felicidad por haber concluido su camino, encontrando el amor de su hija y de sus nietos.

Con el paso del tiempo la Luz sigue encendida, debido a que a través de las generaciones se ha encendido tras descendencias de aquella vida de Luz del monte a través del nombre en la familia. María de la Luz y Miguel engendraron una pequeña a quién bautizaron con el nombre de ella; con el paso del tiempo otra de las hijas de Miguel y María de la Luz hicieron llevar el nombre a una descendiente: Déborah Luz, quien ésta ultima engendro a su vez a una bebe cuyo nombre sería Diana Luz…
Fin
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*Narraciones familiares

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